Qué divertido el Salón del Cómic de este año, y que cansancio a la vez. Pero siempre merece la pena. Bueno, estos días voy a ir subiendo viñeticas nuevas, ¡empezando por la revelación del milagro del mismísimo san jesucristo! Que exclusiva, madre mía.
Buenismo. Sigue así.
ResponderEliminarGracias Luis. :)
ResponderEliminarBuenas, ya me he leído el librito de "Claus" que me regalaste (muchas gracias) Esta muy majo si señor me has hecho reír unas cuantas veces y a pesar de que no salga mucho me ha encantado la estrella Philip!!
ResponderEliminarUn saludo.
PD: Fue un placer muy grande poder conoceros.
la leí en Retranca... me quedé tres segundos en silencio y después no pude parar de reirme. Todavía sigo intentándolo XDDDDDD
ResponderEliminarReí en demasía.
ResponderEliminarSaludos.
Muy bueno y original. ;)
ResponderEliminarJajajajaaaaa voy a enseñársela a un amigo muy católico, con el que siempre me estoy metiendo, solo para ver su cara.
ResponderEliminarPero enséñanos más!
Señor Julio Alberto, es usted maravilloso y estoy enamorado/a de usted, pero antes lo estoy de sus dibujos. Siento no poder decirle quién soy, por ahora.
ResponderEliminarUn saludo.
Bueeeno pues mi amigo católico dice que no le ha hecho gracia, la verdad, pero que los dibujos son buenos. Luego acabó confesando que una sonrisilla sí le salió, pero que no sabe qué hacer para llevarme por el buen camino..
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios, sois más majos que un sol con sombrero.
ResponderEliminarya suponia que asi venia la mano
ResponderEliminarJAJAJAJA !!!
ResponderEliminarMe quito en tu honor "ese" sombrero :P
¡y sólo tardaron 3 días en reunirlas!
ResponderEliminar¡ni el songoku!
Las bolas de dragón son unas esferas de cristal que en su interior contienen un determinado número de estrellas de color rojo que van desde una estrella hasta siete estrellas. Estas raras bolas guardan en su interior un gran poder mágico capaz de conceder un número determinado de deseos dependiendo del tipo de bolas utilizadas al reunir las siete del mismo tipo. Para pedir los deseos se ha de invocar a un dragón que habita dentro de las bolas y cuyo poder solo le permite conceder deseos que no superen el poder de su creador y si este muere las bolas pierden su poder y se transforman en simple piedras, al igual que al acabar de conceder un deseo, pero en este ultimo caso tras un periodo de tiempo vuelven a la normalidad.
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